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Historia del turismo de Cala Galdana (Menorca)


La historia turística de Cala Galdana se remonta a mediados del siglo XX, cuando Menorca comenzó a atraer a visitantes que buscaban un destino tranquilo y familiar en el Mediterráneo.

Menorca fué la última isla de las Baleares en desarrollar la industria turística. Se dice que fue un «castigo» del régimen franquista debido a que la clase dirigente de Menorca apoyó al bando republicano.

Este fenómeno, juntamente con la concienciación y lucha de la población isleña para frenar muchos desarrollos turísticos en espacios naturales, es lo que permitió a Menorca conservar gran parte de su aspecto original y natural.

A medida que empezaba a desarrollarse el turismo, la isla se volvía más accesible para estos, especialmente después de la construcción de su aeropuerto en la década de 1960, Cala Galdana emergió como uno de los destinos más destacados y deseados.

En esos tiempos, la mayoría de tierras costeras y playas pertenecían a las fincas agrícolas, los «llocs» como se llaman en Menorca. Como eran tierras castigadas por los vientos y la sal, tenían poco valor económico para los payeses, al no poder conrearse. Muchas se vendieron por «4 pesetas» a promotores turísticos que sabían del potencial que tenían. Aún hoy muchas urbanizaciones y playas conservan el nombre de estas fincas.

En sus inicios, Cala Galdana aún conservaba su carácter virgen y natural, con solo unas pocas instalaciones turísticas básicas. Sus principales visitantes eran los propios menorquines.

Sin embargo, su belleza natural, con una playa de arena blanca en forma de media luna y aguas cristalinas, atrajo rápidamente la atención de los visitantes que buscaban escapar del bullicio de las zonas turísticas más concurridas. Pero también de los inversores y los propios menorquines que vivían una época de mayor abundancia.

Durante las décadas de 1970 y 1980, Cala Galdana experimentó un rápido crecimiento de la industria turística, con la construcción de hoteles, apartamentos y restaurantes para satisfacer la creciente demanda de alojamiento y servicios.
También hubo el boom de la construcción de chalets por parte de la población local de Ferreries. Siendo estos en su mayoría los propietarios, que los usaban como segundas residencias y como casas de verano.
Era habitual que las familias de Ferreries y Menorca pasaran los veranos en Cala Galdana u otros puntos de la costa. Eran otros tiempos y quien su familia no tenía un apartamento, tenía un chalet o una cabaña o incluso una cueva cerca de la costa.


Fue como la «Belle époque» a la menorquina. La sociedad era más familiar, un primo era como un hermano y se compartía todo, salidas en pequeñas embarcaciones, pescar lo necesario para comer, largas sobremesas con el sonido de las guitarras y canciones populares, acampadas en las playas etc. Una vida más sencilla, tranquila y quizás más feliz.

En las décadas siguientes, Cala Galdana continuó atrayendo a turistas de todo el mundo, especialmente a aquellos que buscaban unas vacaciones familiares o una escapada romántica en un entorno tranquilo y pintoresco.
Pero también llegan los Tour Operadores y el turismo de masas, lo que conocemos como el clásico turismo de sol y playa.


Los turistas eran principalmente británicos que se beneficiaban del favorable cambio de su fuerte libra frente a la devaluada peseta.
No se tenía tanta concienciación por el entorno en esos tiempos. Hubo un gran desarrollo de la construcción y la naturaleza pasaba a un segundo plano.

La mentalidad de algunos menorquines también cambió, eran buenos tiempos para la construcción y los negocios turísticos si se trabajaba duro, muchos pudieron hacer una fortuna en aquellos tiempos, pero la avaricia y también la necesidad provocaron que lo que antes podían disfrutar los menorquines, ahora ya solamente fuera accesible para los turistas.

Muchos chalets y apartamentos se vendieron y los chalets que antes se disfrutaban, pasaron a alquilarse a los turistas.

En los últimos años, se ha ido modernizando la industria turística pero aún queda mucho trabajo por hacer. Se han realizado esfuerzos adicionales para promover un turismo sostenible tanto en Menorca como en Cala Galdana, con la implementación de medidas para proteger el medio ambiente y fomentar prácticas turísticas responsables. A pesar de su popularidad y desarrollo turístico, Cala Galdana ha logrado conservar gran parte de su encanto y sigue siendo un destino preferido para muchas familias y esperemos que así sea durante muchos años más.

El objetivo es conseguir un equilibrio natural entre el impacto económico y ecológico del turismo, apostando por la calidad y el respecto del entorno, valorando y cuidando esta isla paradisíaca para que la puedan seguir disfrutando muchas generaciones más.

Cala Galdana – one of the most popular beaches at Menorca island, Spain.


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